Anita:
Mamá, pero si dices que cuándo te hizo suya, fue para siempre, quiere decir
que aún de alguna manera le perteneces, ¿o no? Madre Una mujer no puede
borrar de su mente a un hombre al cual ha amado de la misma manera que lo
pueden hacer los hombre. Nosotras, somos más románticas, nos enamoramos con
sentimientos profundos, en el caso de ellos, prevalece el deseo y ése mismo,
se duerme o disipa en el momento de encontrar en otra cama un nuevo placer.
Y en eso si que tenemos todas las de perder, la competencia es demasiado
agresiva, y de la misma manera que vamos envejeciendo, otras miles en
mejores condiciones, van a la caza de una buena presa.
Anita:
Me asustas mamá.
Madre:
Nada que ver, sólo
te advierto nada más
Anita:
La experiencia que
tienes, te hace ver las cosas de una manera más fácil, hoy creí que había
dado el mejor paso en mi vida, ahora dudo si no fue lo peor.
De alguna forma pensé que la separación me podría
ser útil, y si, en la parte económica se que puedo recibir todo aquello que
me proponga, pero no sé que me pasará dentro de un par de años si no logro
encontrar una nueva pareja, o si la que consiga, no me logra hacer feliz, o
no se entiende con mis hijos.
Y ahora, dime qué hago. Ayúdame.
Suena el teléfono: Rin Rin
Albert:
Hola, quién es
Madre
Hola, mi querido
Albert: cómo estas, te estamos echando de menos.
Albert:
Suegra, necesito que me ayude con Anita, apenas llegué y ya me doy cuenta
que sin ella no se si podré vivir.
Madre
Tu sabes que ella te ama tanto o más, lo que ocurre es que ustedes son par
de niños que actúan en vez de vivir y que viven en vez de actuar.
Albert:
Pero estoy preocupado de si existe algún otro hombre en su vida, que pasará
con mis hijos.
Madre
Tu mujer sólo tiene ojos para ti, ella no ha conocido a otro hombre y menos
a uno que le robe el sueño.
Albert:
Suegra, usted cree, que podremos volver a empezar.
Madre
Bueno, yo no soy la más indicada para hacerlo, pero no creo que haya algún
problema.
Albert:
Ojala y tenga razón, de lo contrario creo que moriría de
tristeza, bueno, por favor me la puede pasar.
Madre
No, ella no se encuentra en casa, creo salió de compras, yo me quedé con los
niños, pero ellos a esta hora, están ya dormidos, mañana les diré que los
llamó su padre.
Albert:
Por favor, no me cuelgue.
Madre
De ninguna manera.
Albert
Háblele, dígale, que lo siento, que he sido un tonto, que aprendí la lección
y que sin ella me muero
Madre
No lo dudes que así lo haré.
Albert:
Gracias, sabía que contaba con usted, OK. Adiós, hasta mañana.
Madre
Hasta mañana, buenas
noches.
Anita
Pero, por qué no me
dejaste que le hablara.
Madre
Todo a su tiempo,
todo a su tiempo, una mujer debe ponerse en el lugar que los acontecimientos
le permiten y ahora tu, estas en el podio de los ganadores, déjalo que sufra
un poco
Anita
Eso es inhumano,
ahora te comprendo
Madre:
Qué es lo que comprendes
Anita
Como eres, eres
demasiado fría para tomar decisiones drásticas.
Madre:
No soy ni seré fría,
pero tampoco soy una alocada.
Anita
Pero es que no te
logro entender, por un lado me dices y me haces ver, que de perderlo me voy
a arrepentir de por vida y por otro juegas con él como si no te importara un
bledo.
Madre:
Es verdad, creo que sin querer volqué el odio que me ha nacido por los
hombres en él, y quizás no se lo merecía.
Anita
Ahora si que eres tú, ahora si habla la mujer a la que por siempre he
querido y aún amo.
Madre:
Es difícil actuar y cuando los novatos lo intentamos siempre cometemos
errores.
Anita
No te preocupes, sé,
como te sientes
Suena el teléfono: Rin Rin Rin
Anita
Aló.
Albert:
Ya llegaste
Anita
Si, estoy entrando,
dime, cómo estás.
Albert:
Hablaste con tu madre
Anita
Como te dije, acabo
de llegar. Pasó algo malo.
Albert:
Lo que nos ocurrió.
Anita
Qué me quieres decir
Albert:
Que lo malo fue lo que nos ocurrió a nosotros. Ahora que he estado estos
días solo, me di cuenta que cometí un grave error, sé que sin ti, no
sabría vivir, y que el estar disputándonos a nuestros hijos, nos hará
combatir y destruirnos, y al final, esta vida que de por sí, es tan difícil,
será todo un infierno.
Anita:
Qué tratas de
decirme
Albert:
Te estoy pidiendo que vuelvas a mí
Anita
Como están las cosas
no creo que podamos entendernos.
Albert:
Dame otra oportunidad
Anita
Tus ambiciones son
desmedidas, yo quiero disfrutar, vivir, sentir que el dinero me sirve para
utilizarlo y gastarlo, que soy una mujer deseada, que alguien vive loco por
mí. Y esto, contigo es soñar un imposible. Para ti, tu escala de valores,
está dirigida hacia lo material, tienes que hacer, hacer y hacer dinero. Te
has olvidado de vivir, de sentir y apreciar el desarrollo de tus hijos y de
los que te rodeamos.
Albert:
Tienes razón, quizás fui tal cual dices, pero no puedes dudar que siempre te
quise y que aún te sigo queriendo.
Anita
Bueno, espero que te recuperes pronto, los niños están bien, mañana les
hablaré de ti, adiós.
Albert:
Adiós.
Madre:
Ahora si que estás completamente loca, lo dejaste ir.
Anita
Creo en el destino y
por ello, a él, me entrego
Madre:
De ninguna manera, debes saber, que si tú no te ayudas, alejas a la suerte
de tu lado
Anita
Quizás, Bueno mamá,
estoy cansada, hoy ha sido un día muy duro, me voy a descansar, hasta
mañana.
Madre:
Hasta mañana hija
Se apagan todas las luces y tras unos segundos repica el
teléfono: Rin Rin Rin
Anita
Aló, quién es.
Albert:
Hola mi vida, dime,
que me amas
Anita
Eres un tonto, cómo se te ocurrió eso. Te amo, tú sabes que te amo con
locuras.
Albert:
Lo sabía, lo sabía. Mañana tomaré el primer avión e iré a París, ¿me iras a
buscar?
Anita
Por supuesto que iré, iré con todos, con mi madre y los niños. ¡Cuídate! Te
amo.
Albert:
Yo también te amo. Hasta mañana mi vida.
Anita
Hasta mañana
Suena el
teléfono: Rin, Rin,
Albert:
Hola amor,
Chofer:
Ah no, eso si que no
Albert:
¿Perdón, quién es?
Chofer:
Albert, soy yo, tu amigo
Albert:
¿y eso, te ocurrió algo?
Chofer:
No, pero quería tener noticias tuyas
Albert:
¿Qué tipo de noticias?
Chofer:
Las de tu esposa y tus hijos, supongo que hablaste con ella, ¿cómo te
fue?
Albert:
se arregló todo, gracias a Dios, todo se solucionó, mañana mismo parto para
París, ella, me irá a esperar al aeropuerto con mis hijos. Como ves todo
quedó arreglado, y eso en parte te lo debo a ti de no haberte encontrado
quizás mi vida ahora tomaría otro rumbo.
Chofer:
Ya lo sabía, estaba seguro que tus problemas se te resolverían.
Albert:
Bueno, gracias, y los tuyos cómo siguen.
Chofer:
Cuando me despedí de ti tenía tomadas unas cuantas cervezas de más, ya
no estaba en condiciones de manejar, si la
policía me sorprende con tanto alcohol en mi cuerpo, lo más seguro es que
me quiten la licencia, y eso es mi vida no me supongo en otro tipo de empleo
diferente al que realizo, a mi la gente, me llena, vivo y a cada momento
aprendo de ellos, los aconsejo, me retrato en sus vidas y noto los errores.
Bueno tú comprendes lo que digo, no es necesario que te explique, pero para
no tomar riesgos, no seguí manejando, me fui al club italiano, allí podía
seguir con la juerga sin afectar a nadie.
Albert:
¿Y qué te sucedió?
Chofer:
No me lo vas a creer, apenas llegué, allí, estaba ella.
Albert:
¿Tu mujer?
Chofer:
no, hombre, que va
Albert:
¿tu amante?
Chofer:
Oye, amigo, nunca das en el blanco
Albert:
OK. Me doy, pero entonces, ¿quién estaba?
Chofer:
Ella, se llama Leonella, y su nombre hace, honor a su cuerpo: eso, sí que es
una mujer. Jamás había visto una dama sobre la tierra como ella. Ella, es
tan especial, que si te la describo, estoy seguro, muy seguro que no le haré
justicia.
Albert:
No lo hagas, ya me la imagino.
Chofer:
Sí, y ¿cómo la ves?
Albert:
Seguro que debe parecerse a tu esposa
Chofer:
Ves, te equivocas de nuevo
Albert:
¿Y eso?
Chofer:
Esta mujer es toda una leona, sus ojos, pueden morder, su boca me absorbe y
traga, su corazón palpita y se mueve todo el suelo, pareciera un motor de
dieciocho válvulas ella, ella, es fenomenal.
Albert:
¿Y con lo de tu esposa qué piensas hacer?
Chofer:
Mira amigo, con una dona como ésta, hasta yo estoy pensando en hacer lo
mismo que tu hiciste, bueno, que trataste de hacer.
Albert:
Qué piensas hacer, ¿divorciarte?
Chofer:
Aún no sé lo que deseo, pero por ahora sé que hay algo que quiero hacer.
Albert:
Y de qué si estas seguro que quieres hacer.
Chofer:
Vivir, vivir amigo, quiero vivir.
Albert:
Gregory, te deseo la mejor de las suertes.
Chofer:
Gracias, yo, a ti también.
Albert:
Chao.
Chofer:
Chao amigo.
Albert:
El hombre es irremediablemente un inquieto niño grande y
juguetón. Tengamos lo que tengamos, no estamos contentos, queremos más y
estoy casi seguro de que no necesariamente deba ser mejor, pero de lo que sí
estoy claro, es que la poligamia, es el reto más grande que hoy en día, se
nos presenta.
Amigos, les recomiendo
que cuiden a su pareja, el jardín de nuestro vecino, quizás parezca más
verde, pero no necesariamente está tan sano como el nuestro.
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