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Sobre la alegría y felicidad interior.
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Escribe Javier R. Cinacchi en
https://www.estudiargratis.com.ar/curso-aprender-vivir/vivir-feliz-felicidad-interna.html
Pienso que a veces la distancia entre la alegría y la tristeza es un pensamiento o actitud intelectual, y explico por qué, más allá de las explicaciones científicas relacionadas con factores hormonales y demás, que si bien influyen lo considero cosas distintas. Analicemos el tema en personas sanas en lo físico. Hay algo básico que lo digo de forma poética: ¿en dónde está puesta nuestra mirada?
En este momento, en este preciso momento en que estás leyendo esto, están pasando gran cantidad de cosas malas y gran cantidad de cosas buenas en este mundo (más buenas que malas, se tiende a lo bueno; lo bueno es lo que más perdura). Lo mismo ocurre en lo personal, nos pasan cosas buenas y cosas malas.
Por ejemplo, el día en que escribí este texto, Javier R. Cinacchi luego de dormir relativamente bien por la noche, se encuentra con la realidad cotidiana del momento. Hablo con mi padre, y se queja de la economía y decisiones del gobierno; una de las primeras cosas en que pienso a su vez, es en que no tengo mi equipo de música (está en la garantía hace más de veinte días); el dinero a esta altura del mes, casi fin de mes, en la práctica está en cero, me duele la espalda, etc. ¿pero estoy triste? ¡No estoy feliz! ¿Soy un loco? No, es que mis ojos los pongo en todo lo que tengo, y en esforzarme un poco en mejorar, por ello trabajo con ganas, y vivo disfrutando. Hay a su vez una lista de cosas que me hacen feliz, pero la felicidad es un estado interno, no externo.
Me he cruzado con personas que hasta han sufrido la muerte de seres queridos, y lejos de experimentar el duro duelo, daban gracias a Dios por el tiempo que pudieron pasar juntos; y seguían adelante. No llorando sino viviendo bastante bien. En otras palabras viviendo con actitud positiva y feliz, pese a lo malo que suceda con respecto a algo.
Creo que es necesario aprender a vivir, lo noto también en mi propia vida, en mi historia personal todo lo que he tenido que aprender; y aún a veces recordar, y seguir aprendiendo y recordando reiteradas veces.
Supongamos camina alguien por la calle, y un extraño o conocido se para enfrente suyo y le realiza agresiones verbales:
Podría tal persona reaccionar por ejemplo de alguno de estos modos:
- Hacerle lo mismo, o peor pelearse. (Lo considero incorrecto)
- Ignorarlo (¿Es la solución de los problemas ignorarlos?)
- Guardando una distancia prudencial, contestar con una sonrisa o si se anima: “Dios le bendiga”, o “Que tenga un buen día”; “No, sé que decirle, espero que a partir de ahora esté usted mejor”.
Si uno se pelea, eso quita la felicidad. No hay felicidad en el odio, rencor, venganza. Por ejemplo personas que han consumado la venganza, luego se sintieron tan mal que cometieron un acto fatal con sigo mismos, o nunca vuelven a ser los mismos, o les cuesta mucho recuperar la felicidad. ¿Ignorar? Es mejor que pelear, pero me he dado cuenta que ignorando no se soluciona nada, y tarde o temprano hay que reaccionar. En el ultimo punto de los tres ejemplos, alguien Admirable dijo: “bendecir a los que te maldicen”; opino, si logra esto siéntase dichoso, es como apagar el fuego con agua, o el odio con el amor, o los nervios con la paz, etcétera.
https://www.estudiargratis.com.ar/curso-aprender-vivir/vivir-feliz-felicidad-interna.html
Pienso que a veces la distancia entre la alegría y la tristeza es un pensamiento o actitud intelectual, y explico por qué, más allá de las explicaciones científicas relacionadas con factores hormonales y demás, que si bien influyen lo considero cosas distintas. Analicemos el tema en personas sanas en lo físico. Hay algo básico que lo digo de forma poética: ¿en dónde está puesta nuestra mirada?
En este momento, en este preciso momento en que estás leyendo esto, están pasando gran cantidad de cosas malas y gran cantidad de cosas buenas en este mundo (más buenas que malas, se tiende a lo bueno; lo bueno es lo que más perdura). Lo mismo ocurre en lo personal, nos pasan cosas buenas y cosas malas.
Por ejemplo, el día en que escribí este texto, Javier R. Cinacchi luego de dormir relativamente bien por la noche, se encuentra con la realidad cotidiana del momento. Hablo con mi padre, y se queja de la economía y decisiones del gobierno; una de las primeras cosas en que pienso a su vez, es en que no tengo mi equipo de música (está en la garantía hace más de veinte días); el dinero a esta altura del mes, casi fin de mes, en la práctica está en cero, me duele la espalda, etc. ¿pero estoy triste? ¡No estoy feliz! ¿Soy un loco? No, es que mis ojos los pongo en todo lo que tengo, y en esforzarme un poco en mejorar, por ello trabajo con ganas, y vivo disfrutando. Hay a su vez una lista de cosas que me hacen feliz, pero la felicidad es un estado interno, no externo.
Me he cruzado con personas que hasta han sufrido la muerte de seres queridos, y lejos de experimentar el duro duelo, daban gracias a Dios por el tiempo que pudieron pasar juntos; y seguían adelante. No llorando sino viviendo bastante bien. En otras palabras viviendo con actitud positiva y feliz, pese a lo malo que suceda con respecto a algo.
Creo que es necesario aprender a vivir, lo noto también en mi propia vida, en mi historia personal todo lo que he tenido que aprender; y aún a veces recordar, y seguir aprendiendo y recordando reiteradas veces.
Supongamos camina alguien por la calle, y un extraño o conocido se para enfrente suyo y le realiza agresiones verbales:
Podría tal persona reaccionar por ejemplo de alguno de estos modos:
- Hacerle lo mismo, o peor pelearse. (Lo considero incorrecto)
- Ignorarlo (¿Es la solución de los problemas ignorarlos?)
- Guardando una distancia prudencial, contestar con una sonrisa o si se anima: “Dios le bendiga”, o “Que tenga un buen día”; “No, sé que decirle, espero que a partir de ahora esté usted mejor”.
Si uno se pelea, eso quita la felicidad. No hay felicidad en el odio, rencor, venganza. Por ejemplo personas que han consumado la venganza, luego se sintieron tan mal que cometieron un acto fatal con sigo mismos, o nunca vuelven a ser los mismos, o les cuesta mucho recuperar la felicidad. ¿Ignorar? Es mejor que pelear, pero me he dado cuenta que ignorando no se soluciona nada, y tarde o temprano hay que reaccionar. En el ultimo punto de los tres ejemplos, alguien Admirable dijo: “bendecir a los que te maldicen”; opino, si logra esto siéntase dichoso, es como apagar el fuego con agua, o el odio con el amor, o los nervios con la paz, etcétera.
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Otro ejemplo. Supongamos alguien se queda sin trabajo, es algo
penoso obviamente. Pero de nada sirve apenarse, lo que sirve es buscar
trabajo; e incluso es más probable dar una buena impresión a un
entrevistador con una sonrisa que cargando con el llanto. Y el trabajo
no lo es todo, como así tampoco lo que te haya dicho alguien al caminar
por la calle, o el dolor de espalda que ahora se pueda estar sintiendo.
Algo no es todo. No hay que centrarse en algo como si fuera todo, y perder la alegría por ello. Por ejemplo tú y yo ahora podemos estar leyendo este escrito, y mediante estas palabras pasar en compañía de un modo aunque sea poético y/o filosófico; hay gente que no sabe leer ni escribir, y muchos menos tienen el privilegio de poder leer por Internet. Y al mencionar esto nos topamos con otro pensamiento:
Que el hecho que otros estén peor ¿Es o no es un consuelo? El consuelo es que otros que están peor, y a veces ríen mejor, están más felices. Es decir, está la posibilidad de la felicidad pese a que falta algo, o se tiene menos. ¿Qué tal si nos esforzamos todos por aprender a ser feliz sin arruinarle la felicidad al otro? Siendo éticamente correctos (¡Me encanta la ética y moral!), siempre y cuando el otro no haga daño (locos o delincuente siempre existieron, si van a dañar a los demás es incorrecto permitirlo).
Sigamos aún un poco más, hay dos tipos de felicidades: la externa y momentánea, aquella que dura solo momentos; y la felicidad interna que ya pasa a formar parte de uno. Pero cuidado, todos lloramos, el que nunca ha llorado, presupongo de humano tiene poco. Si en un día toca llorar, en los siguientes ya haya terminado ese día de lloro, y vuelva a estar nuevamente el estado de felicidad: De hecho la vida en si ya es un gran motivo de felicidad.
Hay que aprender a mirar, redescubrir la belleza que hay; una belleza real que nos rodea cada día (también puede haber belleza dentro de uno mismo: amor, paz, etc), sabiendo que lo bueno hace feliz.
A veces sirven las preguntas.
¿Es bueno enojarse o tener paz? ¿Es bueno amigarse o enemistarse? ¿Es bueno ser justo o injusto? ¿Es bueno lamentarse? ¿Es bueno cuidar la salud? ¿Es bueno …. ?
La verdadera alegría, o felicidad comienza en el interior. Volviendo al segundo ejemplo, el que de repente agrede, ese ya tiene su castigo, está mal por eso provoca agresiones verbales, ¿Y tú vas a entrar en lo mismo? Pero a no caer en excesos, hay veces en que hay que reaccionar, si el vecino todos los días agrede ¿lo correcto no es si no termina de agredir hacer una denuncia a la autoridad que corresponda? Ignorar no es una solución sostenible mucho tiempo (y a veces ni en segundos), ni aunque se lo haga con una sonrisa. Pero para ser feliz, a no centrarse ignorando lo bello por causa de lo feo. Trabajar para cambiar lo feo por lo bello, mirar lo bello. Estoy seguro de que tiene muchos motivos para ser feliz, pese a …......., …......... ¿uno, dos; cuántos puntos? No obstante seguramente son limitada cantidad. ¡Y cuantas cosas se podría disfrutar que son buenas!
Creo que en la próxima lectura reflexionaremos sobre la humildad vs. altivez. Lo escribo aquí así no me olvido :-)
Algo no es todo. No hay que centrarse en algo como si fuera todo, y perder la alegría por ello. Por ejemplo tú y yo ahora podemos estar leyendo este escrito, y mediante estas palabras pasar en compañía de un modo aunque sea poético y/o filosófico; hay gente que no sabe leer ni escribir, y muchos menos tienen el privilegio de poder leer por Internet. Y al mencionar esto nos topamos con otro pensamiento:
Que el hecho que otros estén peor ¿Es o no es un consuelo? El consuelo es que otros que están peor, y a veces ríen mejor, están más felices. Es decir, está la posibilidad de la felicidad pese a que falta algo, o se tiene menos. ¿Qué tal si nos esforzamos todos por aprender a ser feliz sin arruinarle la felicidad al otro? Siendo éticamente correctos (¡Me encanta la ética y moral!), siempre y cuando el otro no haga daño (locos o delincuente siempre existieron, si van a dañar a los demás es incorrecto permitirlo).
Sigamos aún un poco más, hay dos tipos de felicidades: la externa y momentánea, aquella que dura solo momentos; y la felicidad interna que ya pasa a formar parte de uno. Pero cuidado, todos lloramos, el que nunca ha llorado, presupongo de humano tiene poco. Si en un día toca llorar, en los siguientes ya haya terminado ese día de lloro, y vuelva a estar nuevamente el estado de felicidad: De hecho la vida en si ya es un gran motivo de felicidad.
Hay que aprender a mirar, redescubrir la belleza que hay; una belleza real que nos rodea cada día (también puede haber belleza dentro de uno mismo: amor, paz, etc), sabiendo que lo bueno hace feliz.
A veces sirven las preguntas.
¿Es bueno enojarse o tener paz? ¿Es bueno amigarse o enemistarse? ¿Es bueno ser justo o injusto? ¿Es bueno lamentarse? ¿Es bueno cuidar la salud? ¿Es bueno …. ?
La verdadera alegría, o felicidad comienza en el interior. Volviendo al segundo ejemplo, el que de repente agrede, ese ya tiene su castigo, está mal por eso provoca agresiones verbales, ¿Y tú vas a entrar en lo mismo? Pero a no caer en excesos, hay veces en que hay que reaccionar, si el vecino todos los días agrede ¿lo correcto no es si no termina de agredir hacer una denuncia a la autoridad que corresponda? Ignorar no es una solución sostenible mucho tiempo (y a veces ni en segundos), ni aunque se lo haga con una sonrisa. Pero para ser feliz, a no centrarse ignorando lo bello por causa de lo feo. Trabajar para cambiar lo feo por lo bello, mirar lo bello. Estoy seguro de que tiene muchos motivos para ser feliz, pese a …......., …......... ¿uno, dos; cuántos puntos? No obstante seguramente son limitada cantidad. ¡Y cuantas cosas se podría disfrutar que son buenas!
Creo que en la próxima lectura reflexionaremos sobre la humildad vs. altivez. Lo escribo aquí así no me olvido :-)
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