Crítica del conocimiento racional de Descartes

Con relación a la crítica del conocimiento racional Descartes anuncia dos argumentos:

(Discurso parte IV) “Puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos de geometría, y cometen razonamientos incorrectos, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por demostrativas.”

(Meditaciones parte I)
“Supondré […] que cierto genio o espíritu maligno, no menos astuto y burlador que poderoso, ha puesto su industria toda en engañarme.”

Esto último significa es la suposición de que hay alguien poderoso, supongamos Dios, que nos hace equivocar a todos, haciéndonos creer que 1+1=2, cuándo en realidad esto es falso, el resultado es distinto, esto representa el punto máximo de la duda.

Este concepto de dudar todo como punto de partida, en realidad no es totalmente nuevo, un poco ya lo expresaba Sócrates con su proceso de refutación, en el cual hasta un valiente general del ejército termina confesando que no sabe qué es el valor. O Platón, que pone como ejemplo al sujeto que sale de “la caverna”.

Descartes hizo célebre la frase “pienso, luego existo”; no obstante cabe aclarar que fue acusado -incluso en su época-, con relación a la filosofía de plagio. El cogito ergo sum, (‘pienso, luego existo’), y conocido como «método cartesiano» ya existía en formulaciones anteriores, alguna tan exacta a la suya como la de Gómez Pereira en 1554, y del Método consta la formulación previa que del mismo hizo Francisco Sánchez en 1576. Todo ello con antecedentes en Agustín de Hipona y Avicena. Pese, al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna. Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas.