"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres". (Pitagoras)
Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 94 de la novela.
—Ya deja esa cosa —le dice Miguel quitándosela suavemente, pues ya tenía su raíz en la mano de Nicolás—. No sea que se alimente de ti, o afecte a quien toca. Que sea nuestro secreto, quizás le sirva al grupo de los diecinueve jóvenes guardianes para conocer verdades. Espero alguna vez podamos volver a estar todos juntos... Bueno ya veremos que pasa, que nunca se entere ni El Anciano, ni Sueñosreales, y mejor cuantos menos se enteren mejor.
Estuvieron de acuerdo.
Luego de recorrer un rato más, cuando estaban casi por abandonar la búsqueda y regresar. Encontraron las ropas de cuero de animales (sin pelos), de color negro.
Todas acomodadas sobre una plataforma de madera, y cubiertas por algo parecido a un plástico transparente, que se podía correr, y volver a colocarlo en su lugar. En un sector con agua y esta vez plantas frutales, y sin “lobos”. El lugar incluso con una reja como puerta con un pasador para poderla cerrar, tanto desde dentro como desde afuera.
Se trajeron un conjunto de ropas ya que habían doce de distintas medidas. Cuero duro y de distintos brillos con algunas decoraciones; cierres negros, de un material negro parecido al plástico, resistente y brilloso. Miguel afirmó que pasarían, que no se quedarían desnudos al atravesar la puerta.
Volvieron sin más a emprender el largo regreso entre laberintos, tal vez para luego estar en otro laberinto, aunque sea fuera de tal mundo.
“¿No es la vida a veces un conjunto de laberintos cuyo final no es ni más ni menos que uno nuevo?” Hicieron tal frase en ese lejano mundo, y la memorizaron para pasársela a Rubén.
—Háblanos más de las crónicas de guardianes ¿hay muchas?—le pregunta Sonia.
—Seguro solo sé, que leeré dos. No sé hasta donde en el tiempo puedo remontarme, supongo que cuanto más nos alejamos del presente, menos seguro se está.
Es la página 95-96 de la novela.
—Es muy extraño todo lo que nos pasa —Dice Nicolás.
—Y, obvio —dice Miguel—, pero piensa que estábamos acostumbrados a estar encerrados en una realidad llamada Tierra, y bajo las limitaciones de nuestras ideas...
—¿Creen que hicimos bien en no echarnos atrás? —Pregunta Sonia, y añade—. Yo creo que sí; aunque sospecho que no siempre nos va a ir tan bien como estar paseando por un laberinto y charlando... Extraño muchas cosas y gente de antes, pero tenemos tantas alternativas.
—Mirá, de cierta forma —Dice Miguel—; actualmente hay muchas cosas para disfrutar en la Tierra, pero la mayoría no las valora ¿Sabés, cómo me gustaría ahora tener algún buen libro, la compañía de mi familia, la radio, el celular, y demás cosas? Y acá no sabemos qué nos pueda pasar en un abrir y cerrar de ojos... mírame a mí rodeado como de humo ¿Qué será?
—Nada malo seguro —dice Nicolás—, yo ahora no sé si quisiera vivir todo lo que estamos viviendo... creo que preferiría verlo en películas, o mejor leer de mundos lejanos en libros. ¿Cuántos peligros y responsabilidades tendremos que afrontar por disponer de estos dones? Y sin embargo en algún momento nos será algo común. ¿Y si no morimos nunca cómo sabremos qué viene después de la muerte? Extraño un montón todo, te acordás de...
Y hablaron mucho de la vida que tenían, de las dudas que siempre tuvieron, de los sueños que siempre les acompañaron, de como extrañaban algunas cosas de las de siempre, y semejantes. No sólo esa noche, sino que fue de lo que más se hablo y deseaban, transitando en los laberintos en los cuales se encontraban en tal momento. Hasta que una noche, Sueñosreales les dijo a los tres que volvieran, y lo hicieron contentos, ya sin ganas de descubrir misterios en aquellos laberintos. En ese momento estaban cerca de la puerta.
Fue gracioso que Sueñosreales les felicitara por encontrar una esfera de los recuerdos, y les dijera que no se preocupen que nadie se las sacaría, pues la encontraron ellos y no es un objeto especial como sus anillos, y el collar o la espada, aunque sí muy útil. Tal vez alguien se la pida prestada un momento, pero no más que eso.
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