Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.

Es la página 19 de la novela.
Al llegar a metros de ésta, comienzan a escuchar lo que les parece cantos desde el exterior. Por sobre ellos había en el techo una abertura por donde entraba intensa luz, mediante un espejo que parece de metal.

—Bueno, creo que está claro lo qué tenemos que hacer —dice Mónica—. Yo los cubro, pero no dañamos a nadie. Si nos atacan de algún modo, volvemos a la puerta sin hacer nada.

Marcos y Mateos se miran, Estefanía se limita a seguirlos y mirar al suelo de vez en cuando derramando alguna lágrima. Están muy nerviosos. A Marcos le tiemblan las manos y las piernas cuando comienza a hacer una leve presión en esta puerta moviéndola. Escuchan sonidos, saben allí hay seres inteligentes del otro lado ¿Cómo serán? Sienten un poco de miedo, siempre se teme, al menos un poco, lo desconocido. Mateos le toca el hombro a Marcos para que espere. Mateos quiere detenerse un instante más a pensar, sabe que al continuar, cada vez se alejan más de sus vidas. "Un instante más para pensar", se repite, pero sin que se le pase alguna idea nueva por su cabeza, y sin notar que pase algo raro a su alrededor, le hace un gesto de afirmación a Marcos para que continúe.

La puerta a la leve presión, con un crujido se abre completamente. Se escucha un alza de cantos, a varias voces en tonos altos y bajos. Marcos no se anima a elevar la mirada del suelo que observa es lujoso de color azul. Conmocionado sigue lentamente empujando, sin hacer fuerza, tal puerta. Sienten sólo Mónica los cuida. Mateos sí mira adelante, pese a estar detrás mientras su amigo esta solo concentrado en mover la puerta ya abierta.

Están dentro de un castillo, y hay alguien con apariencia de un rey delante de ellos. No saben qué es cada cosa: ¿Lo que parece mármol, será como el mármol que conocen, o algo totalmente distinto? ¿La madera es realmente madera? ¿Lo que tienen delante de ellos es un rey cómo los reyes antiguos de los cuales escucharon historias? ¿Hasta dónde llega en ese momento su ignorancia y su inteligencia? ¿Cada cosa allí, será lo que ellos interpretan que es? ¿Lo que ven delante de ellos es real?



Es la página 20-21 de la novela.
A un costado están en fila, hombres vestidos de azul armados con brillantes espadas gruesas; sus extremos afilados apoyados contra el suelo. Las sostienen con ambas manos de frente, en posición de descanso. Les dirigen una fija mirada. Un coro de mujeres vestidas de amarillo están cantando más alejadas.

Indudablemente ven que están allí. El que es como un rey da unos pasos y se queda parado delante de ellos. Toma lentamente su espada desenfundándola. Marcos siente su presencia. El rey agarrando su espada por la mitad, la levanta en alto; allí la deja un instante y vuelve a enfundarla sin hacer movimientos bruscos.

Ninguno duda de que lo que están viviendo sea real. Acaso tú cuando sueñas y asombrado observas el mar, lo escuchas, hueles su aroma, sabes de su fuerza, ves su espuma ¿Te preguntas si es real? ¿Y podrías decir con certeza cuánto tiempo viviste eso? ¿Cuántas veces?

—¿No te podés mover de miedo Marcos? —Le pregunta a muy baja voz Mateos.

Marcos suspira, claramente da un paso hacia adelante, y lentamente comienza a levantar su mirada. Hasta quedarse mirando sin saber qué hacer, al desconocido supuesto rey, del desconocido lugar, del desconocido mundo, de lejos, fijo a los ojos.

Marcos intentó decir algo, pero no le salió articular palabra alguna. No sabe qué decir, y siente cantidad de emociones confusas. Pone todas sus fuerzas para no llorar de emoción, aguanta ¿Qué impresión daría si se pone a llorar?

El rey se inclina. Los soldados repiten el gesto y dejan las espadas cada hombre armado, en las puntas de sus correspondientes pies de negros calzados. Todo lo que los rodea posee belleza, limpieza extrema, lujo; más que parecerse a una fortificación, parece ser un palacio. Marcos no sabe qué hacer, pero da unos pasos más adelante, y sus compañeros lo siguen. Mira lentamente a su alrededor y reposa la mirada en el suelo. No quiere ser agresivo, ni en su mirada que atrevidamente sostuvo, sin darse cuenta.

El rey se aleja de donde se encuentran. Los hombres armados dejando sus espadas en el suelo también se retiran lentamente. Las mujeres se alejan otro poco, aunque no dejan de entonar suaves cantos.

—¿Y ahora qué hacemos Mateos? —Le pregunta Marcos.

—Creo que lo mejor es sentarnos aquí a esperar. Dudo de que en las puertas continuamente se esperen visitas. Habrán ido a buscar a alguien, como nos pasó antes. Miedo o asombro de nosotros parece ser no tienen, eso ya es algo bueno. Al cantar nos están invitando a esperar, pues no parece que alguien nos haya pedido que lo sigamos.

—¿Y nosotros tendríamos que tener miedo? —Dice en voz baja Estefanía sentándose en el suelo.

—Claro que no —Le responde Mónica, la que menos miedo tenía de los cuatro—. No ves que dejaron sus espadas en el suelo.

Y allí esperaron largas horas, cansados de sentir hambre y sed, resignados a contemplar un bellísimo entorno, sin tener paz en sus corazones. Se murmuran frases a veces sin esperar respuestas: “Mis padres van a estar preocupadísimos”; “Qué mal... ¿Cuánto tiempo que no nos ven?” “No hay nada que podamos hacer más que seguir adelante”; “Todo tiene algún sentido, nunca buscamos hacer algo malo”; “Me parece un hermoso sueño estar acá”; “Yo quiero volver a casa”; “¿Qué pasará?”; “¿Tendrán comida y agua para nosotros?”; “Qué lindo que está todo”; “No nos separemos ni dejemos de defendernos”; “En cuanto podemos volvemos”...

(Fin del capitulo)