Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.

Es la página 122 de la novela.
Luego de los dos días que allí estuvo, habiendo disfrutado una natural comodidad, la compañía de Abbila y relatos de Sueñosreales, más la hospitalidad de los de allí. Se dirige a su destino, a pasar por la puerta, para ir a la Esfera de los Humanos junto con Abbila.

Les dieron a ambos unos bolsos especiales con provisiones que suelen pasar bien por la puerta.

Antes de atravesar la puerta Sueñosreales los saluda a ambos de forma solemne:

—Buenos caminos por siempre.

Rubén no pudo evitar dar sus pasos a su destino, con lágrimas en sus ojos de emoción y sentimientos contradictorios. Deseaba mucho volver a la Tierra, y lo quería hacer con todos sus amigos. Abbila tenía también emoción, por sentirse muy honrada y afortunada, pues lo que muchas veces quiso vivir, ahora lo está haciendo. Ella se siente la integrante número veinte del grupo, o al menos tiene la esperanza de serlo.

Al llegar a su destino los recibe a ambos la penumbra y el silencio de la habitación con poca luz, decorada con cuadros que expresan la muerte para el que intente atravesar la puerta. Abbila y Rubén están muy emocionados para bien, pese a lo que los rodea, por los pasos que están dando. Y sí... tuvieron que morir de cierta forma a sí mismos al atravesar la puerta.

Abbila dice sentir un poco de temor, Rubén le da un abrazo. Abbila sonríe, Rubén se queda observando la bella y natural sonrisa de Abbila -siente que es lo que más le gusta del universo-, pero reacciona distinto a sus sentimientos, y comienzan a recorrer el camino a la salida. Aunque no puede evitar tomarle la mano a Abbila, y ella como está cómoda se queda caminando con él de la mano. Ese camino es el mismo que hace años había transitado Rubén junto a sus amigos del Grupo de los Diecinueve, a quienes extraña mucho en tal momento, y recordándolos deja caer algunas lágrimas a su paso en silencio. Abbila, comprende lo que le ocurre, y lo acompaña, siempre es muy respetuosa, inteligente y amable.



Es la página 123 de la novela.
Es increíble aveces como pasa de rápido el tiempo para algunos, mientras que para otros transcurre más lento, él y los demás del grupo, iban a hacer un viaje para divertirse, y desaparecieron durante años.

Al salir es de Día, todavía hay algunas cosas sanas entre muchas rotas, de las que habían dejado allí, pero está todo sucio. Entre ellas bolsas de dormir, de las cuales agarraron dos, dos faroles de recarga solar, que supusieron les servirían en algún momento, una carpa, y algunas cosas más pero ya llevan mucho. De forma muy difícil avanzan recordando Rubén apenas por donde antes habían pasado. No obstante, esta vez había entre la vegetación una pequeña senda marcada.

“¿Alguien habrá descubierto la puerta?” —Se preguntan.

Mientras transitan escucharon movimientos a su alrededor, un puma; afortunadamente Abbila pudo alejarlo, dijo no se animaba a hacer que los acompañe porque le faltaba práctica.

Tomaron en el camino un jugo de frutos que llevan, y comen semejantes a galletas, de distintos gustos y texturas.

Rubén en un momento se detiene y dice:

—Soy un tonto.

—Me pareces muchas cosas menos eso ¿Qué te preocupa?

—Es increíble, me olvidé de preguntarle en dónde escribiría todo ¿Tendré que comprar varios cuadernos?

(Abbila ríe, y le responde.)

—Tengo con migo un... cómo decirlo... una lámina que escribes en ella, y traduce a distintos idiomas, eso es “Las Crónicas”. Ya te enseñaré a usarla, generalmente los guardianes autorizados escriben en ellas sus Crónicas, y leen otras, o se las transcribe en estos artefactos, que incluso puede transmitirlas a otros cercanos.

—¿Has leído muchas?

—Sí, es un privilegio que me dieron por mi tarea que desempeñaba, en la recepción. Pero yo tenía una versión resumida, algunas nomas. Y aquí en esta, hay miles... es la original, pero a ello ya llegaremos en su momento. Tengo ordenes al respecto de Sueñosreales de contarte todo y ayudarte.

—Debés tener muchas cosas interesantes para contarme.

—La verdad que sí, pero ahora mejor concentrémonos en nuestro entorno —dice Abbila y le suelta la mano—.