La buena literatura suma inteligencia
Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 88 de la novela.
—Sorprendente.
—Eso está bueno...
Los jóvenes luego soñaron con sus nombres escritos en libros que relataran sus aventuras en mundos lejanos. Soñaron que sus familiares, amigos, y en cada nación de la Tierra leyeran tales crónicas, y aún entre los guardianes. Rubén ya tenía ganas de atravesar la puerta. Pero esperaron, durmieron siempre quedándo vigilando dos. Sonia comenzó a estar bastante junta a Miguel...
Nicolás intentó dañar un muro con una fuerte descarga eléctrica de un relámpago, pero nada pasó más que asustarse los cuatro. Y así pasaron la noche, sin mayores sobresaltos que los creados por ellos mismos.
Al día siguiente, Rubén efectivamente contó haber soñado con Sueñosreales, y que estaba seguro que tenía que atravesar la puerta, ellos podían recorrer con precaución el laberinto, y les contó más:
—Es muy amplio, no hay peligros para nosotros más allá que perderse, y los lobos, supuestamente. De vez en cuando me dijo Sueñosreales que lo recorren por las dudas, y hay que tener precaución. El laberinto no tiene salida, pero sí principios y finales. Cada final de un laberinto es el principio de otro, y los hay de distintos tipos.
Hay únicamente una lejana civilización avanzada en otro extremo de este planeta, y seguramente nos estarán observando con aparatos desde el cielo. Pero son pacíficos y se limitan a observar, cuidar, aprender, y disfrutar... Y me dijo que a veces dejan algunos regalos en el laberinto. No saben por qué pero suelen ser cosas interesantes y buenas...
Luego de comer juntos se despidieron de Rubén quién atravesó la puerta nuevamente. Los otros tres fueron en busca de las supuestas ropas que dijo Miguel eran de cuero negro, muy bien realizadas y vistosas, de apariencia bastante heavy, y que a Sonia le quedarían estupendas...
Es la página 89 de la novela.
Nicolás, Sonia, y Miguel, se sintieron más amigos que antes. Luego de días, de pasar de un laberinto a otro, dejando rastros de telas, de pedazos de sus ropas en lugares clave para no perderse el regreso. Recorrieron laberintos, y llegan a una parte que posee techo. Hay dos columnas en la entrada, una con huesos, y la otra con flores talladas. Poseen entonces las siguientes opciones:
1. Volver atrás.
2. Subir al piso superior, también techado.
3. Avanzar por el piso al mismo nivel, aunque ahora techado.
4. Descender por una rampa que va hacia abajo.
5. Continuar por un camino que se ve largo y va hacia el costado.
—Me pregunto —dice Sonia—, si en este momento podrían verse afectadas nuestras vidas, por el camino que sigamos. Esas columnas parecen que advierten: Entre la vida y la muerte. Y el camino largo, el evadir el reto.
—Opino —dice Nicolás—, que debemos aprovechar e investigar el más peligroso. Tal vez encontremos algo útil ¿Y vos, Miguel, qué opinas?
(Miguel no responde.)
—¿No le respondes ni a la chica más linda del mundo?¿Mira que humo no eres eh?
—¿Todo bien Miguel? ...
Y Miguel no responde palabra alguna, se envuelve en silencio. Sonia lo amenazó con dejarlo, pese a que nunca se dieron ni un beso de novios. Pero Miguel parece envuelto en las sombras de sus pensamientos. Están en la indecisión, transcurriendo, un rato Nicolás insiste:
—Yo diría que vayamos por el camino de abajo, si es que vemos está iluminado lo suficiente para ver. ¿De animales no debemos temer, no Sonia?
—Así es —dice Sonia—, los alejaré a todos. Sí, hagamos eso, y si no volvemos. No sea que nos perdamos y quedemos durante años dando vueltas en los laberintos. ¿Seguís sin emitir opinión, lindo? ¿Al menos nos sigues?
Miguel hace un gesto de afirmación.
—Me recuerdas a Cristian ¿Vos no estás viendo ninguna luz mala no?
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