Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.

Es la página 174 de la novela.
Incluso no siempre todo guardián sabe dónde está cada guardián, ni aunque quisiera. El problema aveces surge cuando un guardián quiere pasar por la puerta que protege otro guardián que es un ser muy distinto, ya que pueden no entenderse bien. Pero si ven que vienen mil queriendo pasar los mil por una puerta, o alguien a destruir o experimentar. Si no pueden hacer que esperen a comunicarse con un líder, tienen que impedirlo aunque mueran esos. Este es el protocolo, y su tiempo de aprendices está terminando. Sin embargo, este protocolo es válido entre Sueñosreales, Destructor, yo, y otros; pero no en todos los líderes. Nadie dijo que la vida sea fácil tarea… o el entenderse.

—Miguel, Nicolás y Sonia. Ustedes nunca se quejaron por el peligro que pasaron, aunque se quejaron como la mayoría. Igual el logro no está en no quejarse. El hecho de que sean guardianes, no los libra de peligros, supongo todos ya se dieron cuenta. Si los muerde una serpiente venenosa no les va a servir poder destruir un planeta entero con su gran fuerza, morirán por una serpiente, o un insecto venenoso que los pique. Sonia ¿te fijastes si los insectos esos no eran venenosos?

—Sí lo eran —dice Sonia—, pero me di cuenta cuando ya estaba a punto de caer de cansancio, e hicimos lo que pudimos.

—Sí, hicieron lo que pudieron, pero así como Esperanza casi se cae no se dónde, y su grupo terminó en medio de una guerra corriendo peligro innecesario, ustedes rodeados de insectos venenosos. Algunos riesgos son necesarios, otros no. No corran riesgos innecesarios, y para ello deben evaluar la situación en la que se encuentran, el entorno, sea donde sea que estén. Por ejemplo tienen que tener cuidado dónde pisan en medio de una selva rodeada de montañas o en cualquier terreno donde pueda haber un pozo donde se caigan. ¿Es necesario que les explique esto? Tienen que ser conscientes de los posibles peligros que los rodean.



Es la página 175 de la novela.
—Por último les cuento a todos. Amigos míos, nadie los obligará a nada, salvo que hagan algo claramente incorrecto, y un líder decida intervenir. Sinceramente confiamos en que todos continuarán con esta historia que se les presenta, y que han comprendido de que son responsables de lo que hagan, y nuestra vida no está exenta de peligros. Y aveces todos tenemos que cumplir con nuestras responsabilidades aunque no se quiera. Yo hay veces que me gustaría estar descansando disfrutando y no puedo, nadie me obliga pero sé que no me conviene dejar todo e irme a descansar ¿verdad? Así, el que continúa con esta historia, no es cuestión de revelarse o no de sus líderes, es cuestión de que hablen, pero mejor si alguien quiere irse lo haga ahora; porque sino, sepan, que su vida de guardián, será una continua misión en donde dependerán de ustedes, y tendrán que hacer lo correcto. Y es todo tan complicado muchas veces... se les pedirá hacer algo separados tal vez, obviamente no se necesitan veinte guardianes para una simple misión, pero al mismo tiempo tal cosa tal vez sea necesaria. Por ahora asimilen todo, y cada uno decida su vida en libertad, cualquier cosa nos informa, solo que tendrá que dejar su objeto especial de retirarse a Rubén y Abbila, que están en la puerta de su esfera. Comprendan de seguir adelante, que asume cada uno una responsabilidad con el universo, y sus compañeros guardianes y costumbres. Sin más me retiro, sepan los aprecio a todos.

El Anciano se paró, hizo una pequeña reverencia a modo de saludo junto a Sueñosreales, y se retiraron. El grupo se paró también y saludó del mismo modo, y se quedó en silencio viendo como los dos líderes se alejaban tranquilamente por un camino al castillo. Interrumpe Miguel.

—Cristian, cántanos algo.

—¡Qué no se cantar te dije mil veces!

—Qué sí sabes, inténtalo.

—¡Qué los cumplas feliz, qué…

—Dale bolu...

Sabrina le pega un codazo, algunos se ríen, otros hacen distintos gestos.

—Bueno ahora lo intento che. Nunca supe cantar. Esa manía de suponer que un poeta tiene que saber cantar...

…

—¿Supongo que tengo que inventar algo y cantarlo?