Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.

Es la página 211 de la novela.
Al final de destrozar al gusano por todos sus costados y cabeza, caído este al suelo, Sueñosreales sale medio herido y dañadas sus ropas, abriéndose paso por un costado, sacando como humo de lo chorreado de los jugos del gusano. Esperanza se da cuenta de hacer llover fuerte, y así lo hace.

Y a partir de ahora todo el tiempo en la mente de Sueñosreles sentiría además un ardor en toda su piel, en la propia visión que creó, y allí se lo veía todo colorado y un poco hinchado. Puesto que si se sanaba El Anciano lo notaría extraño, y si no se sanaba se le proyectaba esto, sentía ardor en todo su cuerpo.

—Gracias —dice Sueñosreales.
—Denada amigo mio —dice El Anciano—, pero dime ¿aún sigue contenido el problema en este sector?
Sueñosreales suspira profundamente, y se toma un minuto para realmente ver hasta dónde presuntamente se podría haber extendido la plaga. Y en su ser recorre su mundo creado, y se calcula en su mente, que en tal situación, en tal momento, llega hasta los extremos del territorio de los guardianes la plaga, donde ya el ejercito de esa esfera comienza a pelear también contra tal: eliminando a las arañas, insectos voladores, los gusanos y los patitos que comienzan a llegar hasta ellos, y se acumula ejército. Y se dice en su ser: qué irónico, se alimenta de la mayoría de nosotros que los defendemos, pero los atacarán a ellos por culpa nuestra. Le responde al Anciano.
—El ejercito de la esfera se está agrupando y enfrentando a los primeros enemigos básicos que les llegan, arañas, gusanos, insectos voladores y patitos. Estos odiosos gusanos del demonio.
Y en ese momento a ellos ya los atacaban distintos seres extraños más poderosos, incluso unos seres semejantes a personas pero de cuatro brazos, gran boca alargada con dientes, huesos afilados en dos de sus brazos como si fueran espadas. Pero nada hasta ese momento fue tan peligroso como los dragones, que lograron desestabilizar por un momento a los guardianes, perdiendo a uno de sus integrantes y casi dos. Añade Sueñosreales sin querer, gritando:
—Descuide, ya me tranquilicé, estaré atento para que estos bichos o peores les lleguen la menor cantidad posible.



Es la página 212 de la novela.
Y lamentaron en silencio que Flavia no estuviera para llevarlos volando por sobre el terreno cerca del enemigo y pulverizarlo. Y Mónica los envolvió a todos, y El Anciano por fuera hizo un pequeño muro, y Carla siguió peleando con la ayuda de los árboles que seguían en pie, y cada uno peleaba a su forma. Sueñosreales concentrado en contener el problema cercano, y si sentía algún peligro se venía muy cercano, actuaba también allí. En su visión en cuanto se agranda más, más se cansa, y no puede mentir porque El Anciano siente el peligro. Y al mismo tiempo se concentraba en los gusanos cercanos y los adormecía en la oscuridad para que no los atacarán, porque en cuanto se desconcentraba y dejaba de hacer esto. El suelo se volvía un gran peligro.

La batalla era un infierno, y no es que no vinieron más dragones -aunque los siguiente dragones fueron más pequeños-. Venía de todo contra el grupo, a tal extremo, que fue una pesadilla avanzar, y lograron solo avanzar unos cuatrocientos metros. Y esto fue su segundo día de batalla, cada vez la batalla era más fuerte. Tanto el Anciano como Sueñosreales se sumergieron en una pesadilla “real”. Mientras tanto Sueñosreles comenzó más a dudar de sí mismo que de El Anciano.

En un momento del segundo día, ya ni quisieron dar un paso más, y cada vez fueron más que atacando a los enemigos, espantándolos, inmovilizándolos, o consumiéndolos, pero lo mínimo por cansancio, con el menor esfuerzo posible, hasta que en un momento nada los atacó, y no quisieron ni decir una palabra, ni mover un dedo, ni hacer un mínimo sonido para no volver a ser atacados.

Acurrucados en una hueco que fue haciendo Carla pasó el tiempo, rodeados por Mónica, descansaron hasta que en medio de la lluvia que retoma en la agresividad relajada de su entorno, aunque esta no los tocaba por Mónica: el agua se escurre por fuera de su cúpula de protección. Al mirar por sobre el hueco, comenzaron a ver alrededor a un único enemigo: Un patito, mojado, embarrado y temblando de frío.