Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.

Es la página 215 de la novela.
—¿Usted confía en que no lo trajeron los del olvido? —dice Sueñosreales—.

—Pacificador —dice El Anciano— es sincero, y tan fuerte que no se molestaría en mentir y añade luego de tomar un sorbo de cerveza.

—El tiempo a avanzado amigo mio. Los Señores del Olvido, solo destruyen algunas puertas en la que hay peligros. Y sabe muy bien, que la última pelea fuerte registrada con ellos fue la que usted tuvo, y no hubo otra importante. Es más, le confieso, que me han consultado sobre dos esferas, sobre si destruir las puertas o no, antes de hacerlo. El mayor conflicto solo está, que yo sepa, en que ellos reclutan por su lado, y nosotros por el nuestro. Pero ya están muy lejos de querer destruir, más bien ahora quieren entender. Y por lo que noté, temieron que el grupo de los veinte se estuviera formando para atacarlos a ellos dirigidos por usted, por eso se les presentaron tanto.

Sueñosreales deja de caminar, El Anciano igualmente, se miran. El Anciano le dice.

—Nunca nadie le ha pedido explicación de qué pasó allí, ni no lo haré ahora, pero aunque me puso contento se retirara Pacificador, porque sabemos puede ser una amenaza, también me arrepentí de que se fuera, luego de pensar que tal vez hemos dejado salir la plaga que creó esa cosa a otras esferas. Y él la estaba conteniendo desde el otro lado. Su relato de lo sucedido en su Crónica de líder, es poco menos de una página sobre su importante pelea.

—Es probable que a esa cosa le haya atraído mi poder —dice Sueñosreales tomando su cerveza—. Ese ser es fuerte, y hace muchos años que no me muevo de esta esfera, me aparezco en otros lados sin moverme de aquí. Mire usted, le han preguntado…

—Sí, me dijeron temían se repitiera una batalla como la que tuvieron con usted.

—No me sorprende… Continuemos amigo mio. Y si revelaría la forma en que luché ese día, ellos la próxima vez podrían estar preparados.



Es la página 216 de la novela.
Y siguieron su lento avance entre esos seres de gritos molestos aniquilándolos. Sueñosreales reflexionó un poco en su interior, recordó esa gran batalla, en la que dio muerte a tres poderosos Señores del Olvido, el siente cumplió con su razón de ser: defender las puertas. Si fuera por él ninguna sería destruida, cree que ningún ser puede pasar a una esfera de forma casual. Pero también comprende que aveces no queda otra alternativa que destruir una puerta en algunos casos. Pero duda algunas cosas, porque es sabio ¿Qué está bien y qué está mal? ¿Quién tiene el derecho de destruir aquello que otros más inteligentes hicieron, y ellos mismos lo protegen? No es siempre una pregunta fácil de responder destruir una puerta o no, destruir es un camino que no volverá. En su interior está contento de estar creyendo más en El Anciano, aunque se apena por sus dudas, afortunadamente tiene cerveza, y una batalla a su alrededor que ocultan su pena ante El Anciano. La pena que siente el que cree que se ha equivocado al desconfiar, y por causa de su desconfianza estar peleando con su amigo. Y ahora siente es él el que tal vez tiene que replantearse algunos conceptos. Pero se dijo, “esto está siendo productivo, lo continuaré, ya tengo nuevas cosas que pensar”.

Y está reflexionando ideas en su interior, cuando siente el sobresalto de Noemí. Envolviendo en oscuridad a un ser de esos en la pelea, un ser más grande que los demás. Hasta que Verónica le entierra al enemigo la espada en la cabeza. Y Noemí lo mira a Sueñosreales, él le sonríe, y ella le devuelve la sonrisa y sigue caminando. Sueñosreales no está ajeno en ese momento a lo que le pasa a cada uno de los del grupo -como si fuera batalla real-, en su ilusión, aunque sí está desconectado de su creación monstruosa. El Anciano llegó a ver la sonrisa afectuosa de Noemí a Sueñosreales. Y cuando se cansaron, Mónica hizo su escudo, y Sueñosreales rodeo de oscuridad y ni veían ni los veían los enemigos. Mientras estaban allí, descansando con pan, vino y queso. Allí dedujeron claramente que el enemigo tal vez se estaba alimentando de su poder, y que tal vez por ello allí estaba.