"Aunque será evidente que conocer lo que es cada cosa en realidad es imposible." Antonio Demócrito.
Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 81 de la novela.
Un temblor constante de la tierra se sentía al paso de los soldados. Sus enemigos sin ánimos de entablar ya la batalla ante tal prodigio, comenzaron a hacerles frente a sus capitanes que quedaban en pie, pese a sus amenazas, para salir corriendo y rescatar a sus familias. Había partes en el campamento enemigo donde ya había estallado una batalla interna, cuando el Rey y sus soldados invitan a unirse nuevamente a ellos a quienes quieran desertar o sufrirían la consecuencia de la furia del reino libre. Estefanía logra llegar habiendo descubriendo apenas su habilidad. En medio de conmoción de la tierra, rocas se parten, vasijas se quiebran, un temor incontrolable les invade a los enemigos.
Mientras Estefanía ya al lado del Rey, tiembla de furia, una grieta en el campamento enemigo principal se abre en medio de un temblor. Algunos caen en ella. Una parte de los enemigos huyeron, otra se unió al reino libre, otra parte intentando mantener posición; intentó reagruparse en una elevación del terreno, pero a las horas, cuando las rocas hicieron un continuo temblor, rompieron su último intento de mantener una posición defensiva en el lugar acordado. Y emprendieron la retirada habiendo dado muerte a la mayoría de sus generales.
Estefanía descubre que puede hacer vibrar, quebrar, romper, aún hacer estallar en pedazos, a algunos materiales sólidos como ser rocas y metales. E incluso sintiéndose en peligro o enojada, hacer temblar la tierra.
…
A las horas de finalizado el combate en el sur, Mateos logra retomar el conocimiento, y lentamente con gran dolor de cabeza y un poco mareado, llega hasta donde debe subir por una cadena, pero viendo imposible el treparse, sintiéndose agotado aguarda a ver si se mejora.
Por orden del Rey -aún lejano del lugar-, soldados dan con Mateos a las horas, lo ayudan a salir de donde se encuentra y le dan de comer y beber. Comienza un gran grupo a recorrer el campo de batalla, encuentran muchos muertos y algunos heridos de los que habían sido sus enemigos. Ayudan a los heridos, al precio de que se unan a ellos.
Todos los mensajeros recorren por el reino libre, anunciando a gritos la victoria a su rápido recorrer, al tiempo que hacen sonar un cuerno.
Es la página 82-83 de la novela.
Unos cien hombres comienzan a trabajar en escarbar en la pequeña montaña, donde se encuentra Marcos con mucho cuidado. Está por amanecer.
Mientras tanto Estefanía y Mónica, se dirigen guiadas en un pequeño grupo al encuentro de Tomás. Apenados por Marcos, casi no hablan, pues suponen ha muerto, ha dado su vida por la causa. Todo el reino por respeto a sus héroes hacen someter toda alegría cambiándola por pena, por no encontrar al Ayudante del Rey, al guardían, que con sabiduría había inclinado la balanza a su favor gracias al Creador.
Luego de dos días encuentran a Marcos casi sin respirar y lo llevan al castillo de la puerta, el más alejado del combate. Se cruzan con sus tres amigos, los cuales viendo está inconsciente y muy lastimado, se lamentan más de lo que lo venían haciendo.
En el transcurso de un día solo tomó unos sorbos de agua, en un minuto que volvió en sí, antes de desmayarse de dolor.
—Menos mal que nos iban a cuidar. —Repite una y otra vez Estefanía sin preocuparse por lo que pensarían los demás.
Mateos, ahoga su pena derramando lágrimas en silencio. Mónica en el llanto que no contiene.
Atendido por especialistas en cuidar heridas de batalla, aunque carentes de los equipamientos y conocimientos necesarios para ayudar a Marcos. Se dirigen al castillo principal, a mitad del camino se sumaría el Rey y una gran escolta de honor con banderas amarillas flameando al viento. Marcos apenas respira, y casi no se escucha latir su corazón; tiene costillas rotas, se lo ve lastimado, una pierna muy hinchada, una herida en su cabeza, y ¿quién sabe cuantas en su interior? Avanza en un carro, con su espada a su lado sin fuerzas para tomarla.
Todo el reino que no se encuentra conquistando y liberando amplios territorios a la redonda, plantando la bandera de la libertad, comienza a movilizarse al castillo central para rendir honores al Ayudante del Rey, que dan por muerto. Hasta el Rey dejó de hablar, en homenaje a los caídos en batalla, y según fueron sus últimas palabras hasta el momento:
—Por Marcos, Ayudante del Rey, y valiente guardián, que peleó por el honor y la libertad arriesgando su vida siendo extranjero; y por todos los que pelearon por la libertad y no podrán festejarla.
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