La buena literatura suma inteligencia
Leer la novela online: Novela "EL Grupo de los Diecinueve Jóvenes 2" Separados en Esferas Lejanas.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 151 de la novela.
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Aprendiendo a ser líder
Sueñosreales comenzó a enseñarle a Noemí, cómo hacer para encontrar a alguien en la distancia y poder conocer lo relevante que le pasó. Noemí dijo a Rubén el cronista:
— Sueñosreales me dio la impresión, me enseña para ser aún mejor que lo que él mismo es, si esto es que puede ser posible. Y si pudiera enseñarme a ser más fuerte que lo que él es, siento que lo haría sin dudar, de hecho creo que lo intenta. Le tengo mucho afecto y confianza.
Con el primero que practicó -sin contar su entrenamiento con Sueñosreales-, fue con Rubén, lo ayudaría con las Crónicas. Noemí si sabe qué buscar, puede encontrarlo en la mente de las personas. Siempre y cuando, haya tenido algún tipo de relación con tal, o lo pueda visualizar mediante un tercero, en cooperación con aquel. Parecido a los rastreadores, aunque menor es su poder en esto que ellos, puede hacerlo de esforzarse. Y puede sentir lo que le preocupa a la persona que investiga, se podría decir presiente a sus amigos y si les pasa algo impactante. Pero no puede al igual que Sueñosreales estar en dos cosas al mismo tiempo.
Es decir, si está en la mente de Rubén, no puede estar al mismo tiempo y con algo distinto en la de Abbila. Noemí fue la que más entrenamiento recibió de los diecinueve, porque Sueñosreales podía explicarle mucho mientras fuera de las mentes de ambos pasaban segundos; para ellos podían pasar horas, y las horas ser años. Abbila también estaba muy preparada y aveces tenían largas charlas compartiéndose información.
Es la página 152 de la novela.
También puede comunicarse con otra persona, hacerla vivir una realidad compartida en su mente y en la del otro, y aprendió cómo teóricamente influir en una puerta, para enviar a alguien a algún lugar que pudiera ver en su mente, cosa que aún no ha practicado. Y cómo atacar a varios o a uno solo…
Abbila y Rubén escuchan pasos, se incorporan, y al salir de sus carpas se encuentran con soldados que los rodean.
— ¡Ustedes dos! ¡Cuerpo a tierra!
Rubén mira a Abbila, le dice, palpitandole fuerte su corazón:
—Yo primero.
Ambos obedecen tirándose cuerpo a tierra. Pero los soldados dejan de poder moverse, inmóviles no logran respirar.
—Les haré sentir que tienen que irse corriendo —dice Abbila mirando a Rubén.
Los soldados efectivamente se alejan corriendo en cuanto Rubén los libera, tal vez sin la necesidad de que Abbila proyecte esto.
—¿Y ahora qué hacemos? No voy a matarlos, y avisarán a otros si se marchan. —Dice Rubén
—Ya nos vieron, puedo hacerles sentir o creer en algo, pero no borrar sus memorias. No sé qué hacer más allá de impedir que hablen, pero tendré que estar atenta día y noche, y no sé si por siempre.
—No sé qué hacer. ¡Mierda!
Se les aparece Noemí.
—¡Noemí eras vos! —Dice Rubén— Casi nos matás del susto.
—Sí, pero no se confíen que la próxima puedo no ser yo. ¡Cómo se les ocurre estar tan visibles! Qué gran problema si les pasara lo de recién. Ustedes tienen que ver a los otros primero ¿Sino cómo los ahuyentarán?
—Es verdad… Tendría que haber ido en este caso yo primera—Responde Abbila.
—A ver…
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