"El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca." kant
El Grupo de los Diecinueve Jóvenes y la Primer Puerta.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 161 del libro.
El Anciano suspira profundamente, su suspiro se vuelve para los jóvenes una preocupación.
—¿En qué podemos ayudarlos? —Dice Marcos que al instante se estaba preguntando una vez más, por qué será, no piensa mejor andes de hablar ¿Quién sabe si todos estarán dispuestos? Duda que algunos estén dispuestos a vivir aventuras en lejanos mundos.
—Ustedes… Los humanos… —Dice Sueñosreales— Me sorprenden… Pero primero deme su collar, aquel que llaman el cambiante de color. Ya no le pertenece.
—¿Me pide el collar del cual dije cuidaría a mis padres en promesa? —le responde Marcos.
—¿Sabes? —dice El Anciano transformada su mirada cálida en penetrante—. Somos los dos guardianes más sabios y fuertes.
—Escuche… —dice Sueñosreales amenazante— Estuvieron hablando del honor hace poco. Cuando duermo sólo mi cuerpo duerme. Incluso en sueños a veces transito por lugares lejanos y hablo con guardianes; recuerden luego, o no de mí; y estoy muy pendiente de ustedes. Sé lo de su promesa, pero no la hizo sabiendo.
Marcos se pone despacio en pie, David igualmente y así uno a uno. De un lado El Anciano y Sueñosreales; del otro el Grupo de los Diecinueve Jóvenes, y Abbila que justo estaba allí. Ella dice:
—No deseo tanto ser guardiana, como para hacerlo de esta forma. ¿No…
—¡Ja! —interrumpe Sueñosreales— ¡Míralos! No saben que hacer…
—Sé perfectamente que hacer —dice Marcos—. No tengo porqué tener dos objetos especiales.
Se dirige a Abbila e intentándole colocar el collar cambiante de color, este no se acerca a su cuerpo.
Es la página 162 del libro.
—Hay que esperar un poco —dice Sueñosreales—, lo correcto, primero: ¿Es cobarde?
—A bueno… —dice Juan— lo que faltaba.
—No soy cobarde —dice Marcos enojado—. Me pregunto si ustedes son sabios o no.
—¡Marcos! ¡Que decís! —le murmura Mónica.
Y al decir esto se concentra con todas sus fuerzas, se la observa estática respirando suavemente con mirada fija en Marcos, y pendiente de todos los compañeros, esperara como si fuera a explotar algo, para protegerlos. En un abrir y cerrar de ojos Verónica está tras Sueñosreales, al tiempo que Noemí aunque sintiéndose más fuerte que nunca, apenas logra disipar el manto de irrealidad con el cual Sueñosreales ha rodeado. Sueñosreales hace un profundo suspiro, con mirada desafiante mira a los jóvenes hace un gesto de negación, deja de afectar a las mentes. Los jóvenes para nada están nerviosos y una profunda concentración los invade, David está muy atento. Crujidos de madera se escuchan entre los árboles.
—¿Qué opinas Abbila de todo esto? —Le pregunta El Anciano, el cual da la impresión comenzó en ese momento a brillar tenuemente.
—Mi respuesta es a la paz —dice Abbila—. No comprendo porqué le preguntó el Señor Sueñosreales con respecto de si es cobarde a Marcos. Por favor, le pido si es posible aclarar el porqué para evitar malos sentimientos.
Sueñosreales sonríe, mira a El Anciano, ambos se miran.
—¿Responde sin preguntar a sus superiores? —dice Sueñosreales con ironía.
—Espero no molestarlos a ustedes —dice Abbila—, me gustaría poder comprenderlos, y por ello realicé mi pregunta.
—Son fuertes juntos —dice El Anciano, añade:— Tememos dañemos a alguno sin querer, no me lo perdonaría nunca.
—¿No se perdonaría el dañarnos, o el dañarnos sin querer? —Le pregunta Mateos.
—¡Ja! Cristian, que opina de estos versos —le dice Sueñosreales:—
Vientos antiguos se reunieron,
llevan voces de distintas tierras,
desean transmitirlas a nuevos,
y se preguntan: ¿Dignos serán
al pasar de los tiempos?
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