"El hombre necesita comer y beber; está en relación con amigos y conocidos; tiene sentimientos y arrebatos momentáneos." Hegel
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Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 102 del libro.
—¿Cómo pueden hacer esas cosas? —expresa Cristian sin esperar una respuesta.
—Ya sabés Cristian, lo que sabemos y lo que no —le responde Juan, añade: —Cada uno tiene su tiempo, en donde su habilidad se manifiesta. Quizás la tuya sea la mejor...
—No se asusten —murmura Carla parándose y extendiendo los brazos.
Todos la miran atentamente. Comienza a escucharse crujidos de ramas y raíces, más pequeños golpes y roces de madera.
Las copas de los árboles, y un poco también los troncos, se inclinan hacia donde están los jóvenes, no sin caerse algunas ramitas secas y hojas. Un pequeño árbol comienza a sacar fuera de la tierra sus raíces. Al mismo tiempo, por debajo de la manta en la cual están sentados, se levantan unas anchas raíces, no mucho, pero lo suficiente para que estén más cómodos sentados en ellas. A los minutos se ven en una especie de cúpula formada por los viejos y altos árboles con sus ramas. El pequeño árbol comienza a acercarse, moviendo sus ramas y raíces lentamente hacia un lado y otro. Al rato y de forma lenta, enterraría las raíces ondulantes con las que habían avanzado, no sin que un poco la tierra se abra para recibirlo.
—Descubrí —dice Carla—, que también puedo llegar a afectar un poco la tierra.
—Creo, voy a apagar el fuego de la rama —dice Marcos con mirada un poco asustada.
—No te asustes tonto —dice Carla—, pero más te vale, no quemes un árbol con vida. Ellos tienen vida y sentimientos, aunque no sean como los nuestros, los tienen y los expresan a su manera.
—Tengo una idea —dice Juan mirando a Marcos—, haber si puedes prender fuego a estas pequeñas piedras.
Es la página 103 del libro.
Juan puede mover pequeñas cosas con sólo pensarlo sin tener que tocarlas, y condensar chispas o pequeñas cargas eléctricas, incluso puede afectar algunos componentes electrónicos. De esta forma logra manipular algunas máquinas o dispositivos. Incluso, puede oponer levemente resistencia al paso de la corriente. Se imagina lo que afecta en su mente, como si recorriera en una imagen mental las entrañas de la máquina, aparato o dispositivo; creando una chispa, moviendo una leva, engranaje, interruptor, u afectando pequeños elementos. Aunque no siempre comprendía totalmente lo que hacía. Ha inutilizado varios electrodomésticos en su hogar, incluyendo la televisión, que en un momento intentó modificar la imagen que mostraba sin poder lograrlo completamente. Les contó a sus amigos: “supongo no puedo afectar aquello que no comprendo, o me supere en fuerza. Y sospecho podría llegar a crear señales analógicas, pero aún no lo he logrado”.
Comienza a elevar unas pequeñas piedras, Marcos las envuelve en llamas. La escena que se presenta ante ellos, es prácticamente de sueños, aunque algunos no la podrían imaginar ni aún en estos, aquellos que niegan todo lo que no comprenden o puedan imitar por la muy limitada ciencia humana. Carla se la había arreglado para que un árbol la abrazara mediante una gruesa rama, y la levante del suelo suavemente. También hacía crecer lentamente más y más vegetación en donde estaban, o acercaba algún árbol o planta. Mónica, Mateos y Cristian aún no tienen ni idea de si podían hacer algo así de extraño. Sonia había visto volar un murciélago y ahora lo tiene colgando de su mano, dando una imagen no muy agradable. En un momento acercándolo a su cara comenta:
—Qué lindo es… ¿No? Pensar, antes me daban miedo.
A lo cual nadie supo contestarle. Debían tener cuidado para no dañarse entre ellos, mejor dicho para no dañar a aquellas cosas con las cuales… Digamos… Sentían afinidad.
En ese momento Marcos debía tener cuidado de no prender fuego a un árbol vivo, o a algún animalito. Sólo podía prender fuego ramas caídas y secas, o rodear en llamas piedras, como si parte pequeña de ellas se volviera en forma de fuego, o si él las envolviera con este. Carla debía tener cuidado de no matar algún animalito sin querer, o golpear con alguna rama; Juan de no dañar algo con las piedras incandescentes envueltas en llamas que movía de aquí para allá, con las cuales se podría decir, jugaba. En una oportunidad casi golpea a un murciélago de Sonia. Pues, tenía a cinco revoloteando, más una liebre que la acercó, a la cual le acariciaba el vientre. Marcos, sólo podía afectar el fuego, o volver fuego cosas, pero no moverlas salvo que sean totalmente fuego, y no podía controlar bien esto a distancia.
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