"Nadie nace libre de vicios. El hombre más perfecto es el que tiene menos" Ángel Ganivet (Diplomático español)
El Grupo de los Diecinueve Jóvenes y la Primer Puerta.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 139 del libro.
Pero no se toma ninguna iniciativa. Carla es la primera en mencionar la pregunta ¿hasta cuándo se esperaría? Lo hace de un modo correcto:
—Estoy muy triste por lo ocurrido, pero debemos hacer algo. Pasaron ya dos semanas que estamos aquí, y si no volvemos en dos semanas más, nos comenzarán a buscar preocupados. De hecho, seguro que ya están asustados nuestros familiares. No los hemos llamado aún… Debemos tener en claro ¿hasta cuándo esperaremos? O qué vamos a hacer antes de seguir preocupando a todos.
—Yo no voy a abandonar a Marcos y David —dice Mónica—. ¿No se supone que tengo que protegerlos?
—Todos nos protegemos mutuamente —responde Noemí—, pero hay cosas que nos superan… todo esto es muy raro.
—Bueno… —dice Juan— decidamos quién se queda y quién se va. Las cosas no siempre salen bien…
(Todos lo miran, sin responder nada, algunos comienzan a alejarse.)
—Es difícil decidir eso Juan —dice Mónica enfadada—. Pero no para mí ¡yo obviamente me quedo!
—Disculpa Juan —le dice Carla, mientras Mónica se aleja—, simplemente es que cada uno necesita su tiempo. A veces una pequeña diferencia de tiempo, hace que se cambie de opinión, o no se rechace tan enérgicamente algo. Además de que hay que decir eso de forma no tan directa.
Se siguen esperando días, Juan con un poco de incomodidad al principio por plantear ya el separarse en grupos dejando notar que quería irse. Pero a él, le gusta dar iniciativas, y estar en actividad, más que querer separarse o no esperar a Marcos y David. Igualmente pensaba pero no comentó en ese momento: “¿hace falta que estén todos esperando?”
No queriendo abandonar a los amigos, teniendo la esperanza de que volverían por el mismo lugar de por donde se fueron, deciden quedarse hasta prácticamente se acabara el alimento, dejando suministros mínimos a los que se quedan. Hay un lamento de lo tan mal que va, en especial al pensar en lo preocupados que deben estar todos los familiares y amigos queridos, luego de extenderse la estadía ahí.
Es la página 140 del libro.
Pero a fines de la tercera semana, se comienza a dejarse un poco atrás la fatalidad en algunos momentos, y tan sólo se espera. A los pocos días siguientes comienza a haber de vez en cuando bromas, no sin sentir pena al pensar en Marcos y David, incluso Mónica se siente un poco mejor.
El Grupo de los Diecinueve Jóvenes, poseen equipos de radio, todo muy bien equipado pero lo único que se conoce es llamarse entre sí, sin saber nada de repetidoras, o demás. Transcurrió unos días y casi iba a ser un mes cuando:
—Se me ocurre —dice Sonia—, es momento… Aunque todos tenemos preocupaciones para no estar aquí, y a su vez deseamos estar para no abandonar. Sólo se marche una camioneta, con tres o cuatro de nosotros, hasta el pueblo más cercano donde podríamos comunicarnos para decir, momentáneamente… Que decidimos quedarnos aquí un mes más. Acampamos cerca de un lugar singular. Donde encontramos algunas cosas antiguas de valor, y necesitamos tiempo. Algo así.
Esta forma de expresar, pareció bien, para alargar la espera un poco más, y así no tener que enfrentar aún la gran pena de sentir y decir que Marcos y David desaparecieron al atravesar algo semejante a una puerta de luz, causando una gran tristeza a los padres de ellos y para peor ¿persecuciones por parte de los que entregaron los anillos? Aunque a muchos no les agradó mentir, así se haría por el momento. Cuando la mentira es un instrumento éticamente útil...
Se alejan del campamento Cristian, Carla, Rubén, Noemí y Flavia. Aunque en realidad a esta altura, todos poseen muchos deseos de comunicarse con sus hogares e incluso algunos de marcharse. Si no fuera porque dos están “perdidos”; por no estar acostumbrados a la carencia de aquello con lo cual sí se está acostumbrado, estaríamos de nuevo cada uno en sus cotidianidades haciendo lo de siempre, incluyendo el desear de vez en cuando hacer algo distinto... y con la queja de no poder hacerlo, cuando uno quiere hacerlo. Algunos incluso maldecían el día en que quisieron formar un grupo para hacer algo distinto de lo común.
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