"Dichoso el día en que ni la fortuna ni la miseria se hereden." Rafael Barrett
El Grupo de los Diecinueve Jóvenes y la Primer Puerta.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 163 del libro.
Cristian—:
¿Hay que ser digno a cambio de respuestas?
El ave levanta vuelo, y el viento nada le pregunta.
Él sopla a donde le lleva su ausencia.
Aunque a veces tornados se forman,
entre distintos vientos, todo continúa.
¿Por temor los antiguos callarán?
No, pero temerosa es su búsqueda
de aquellos a quienes enseñan.
Sueñosreales—:
Los jóvenes no se inclinaron a recoger oro,
siguieron a firme paso el camino,
hablan de la ética, el bien, y el honor.
Pero ¿cómo ver más allá del tiempo?
Cuando difícil se vuelve el entorno
¿se extraviará o no, el corazón?
El Anciano—:
Cuando los maestros no miren
¿Cómo se comportarán los alumnos?
¿Y si nadie puede enseñarles,
tan sólo mostrar un camino?
Podríamos respuestas darles,
pero aquí estamos para mostrarles,
más que respuestas, un rumbo.
Cristian—:
Estos jóvenes aman a las virtudes,
si uno se apartare de ellas,
los otros, lo volverán a la belleza.
Mientras las soledades no nos agobien,
imposible perezcan, aún pese a larga agonía,
un alma volviéndose oscura;
y aún, si la compañía está lejana:
¡Nuestras buenas causas nos acompañan!
La memoria del bien nunca se nos apaga.
Es la página 164 del libro.
Sueñosreales—:
Largos son mis días, y más los del Anciano.
Hemos oído semejantes palabras,
y en algunos que no las cumplieron.
Por algún gran dolor se amargan almas,
por carecer de fuerte honor,
o por temer a la perversa soledad…
Se volvieron malos algunos caminos,
algunos se confunden… ¡Qué pena!
pensamientos y palabras dignas,
dejándose en olvido.
El Anciano—:
Nos preocupamos porque conocemos,
no nos confiamos, hasta estar seguros.
Y aún entonces dejamos alguna duda,
para mantenernos alertas en el tiempo.
No vengan tropiezos, ni las almas se duelan
por haberse extraviado los corazones.
Creemos que son dignos,
pero si lo serán siempre, no lo sabemos.
—Este…—interrumpe Juan. Adelantándosele a que Cristian responda—. Lamento romperles la rima, pero… ¿Podemos hablar claro? Si puede ser...
—No se preocupen —Dice El Anciano—, no los atacaremos, tan sólo quisimos probarlos nuevamente. Abbila sólo había sido probada en sueños. Felicitaciones Abbila. Tu amabilidad y templanza, sospecho, te será útil siempre, es algo muy bueno ser amable y tener dominio propio. Ahora pónganse cómodos por favor…
Era más conveniente confiar que no; aunque lo sucedido, dio una pizca de desconfianza. Y continuó El Anciano relatando explicaciones e historias con mirada cordial. No sin antes volver a estar rodeados nuevamente, por una especie de noche provocada por Sueñosreales. El Anciano dijo:
—Escuchen en silencio, luego hablen, les explicaré algunas cosas.
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