"Las ciencias y las letras son el alimento de la juventud y el recreo de la vejez; ellas nos dan esplendor en la prosperidad y son un recurso y un consuelo en la desgracia." Cicerón
El Grupo de los Diecinueve Jóvenes y la Primer Puerta.
Autor Javier R. Cinacchi
Es la página 157 del libro.
—Humm creo que vamos a conversar largo… y de las buenas charlas… —Dice Carla, intentando una continuación de este tema.
—David, ¿Porque no defines: Honor? —dice Mateos. Añade:— Lamentablemente es una palabra cada vez menos utilizada, y no vendría mal definirla.
—He… Sí, honor… Es… Reconocimiento y hacer actos dignos de una buena persona, es algo bueno. —Dice David.
Cristian:
Busco poemas queden en el recuerdo,
han querido comprar mis versos,
pero ellos no tienen precio.
Este poeta no callará, tiene honor.
No oculta la verdad, ni le teme.
Prefiero morir de hambre antes que el robo.
Reconozco mis errores, y peleando por lo bueno,
moriré. Vivo, aprendiendo a cada paso a ser mejor.
—No pelear contra el débil ni huir del fuerte, sino defender una justa causa con valentía siempre —dice Marcos—. Honor es la vida del caballero, se entrena cada hora, para poder ser justo a cada momento, su único temor es ser injusto. Obviamente, ama las virtudes e igualmente por ellas se esfuerza.
—El honor —dice Mateos—, es la resultante de toda una suma de virtudes y es la esencia de la moral. Impulsa a cumplir lo éticamente correcto con el prójimo y con uno mismo en todo tiempo, te gozas en el honor y si caes… caes con honor.
—Desde cosas pequeñas hasta muy importantes —dice Carla —, suman o restan en el honor. Incluso, según las culturas los valores cambian, pero siempre se exalta lo bueno y se condena lo malo. Es de honor decir la verdad, ser fiel, amable, y respetar la dignidad humana.
Es la página 158 del libro.
—No pelear contra indefensos —añade Verónica—, y si te atacan, incluso sabiendo puedes ganar dañando al otro, la violencia en cualquiera de sus manifestaciones es el último recurso empleado. Alguien con honor debe tener templanza y dominio propio, no ser impulsivo. Aunque si golpea, golpea. Pero es el último de los recursos, y a veces puede preferir morir antes que responder a la violencia con violencia.
—La justicia es infaltable —dice Sabrina—. El respeto hacia los demás. Todos son dignos de honra y de no ser deshonrados.
—Si cometes un acto digno de deshonra —añade Marcos—, es una herida dolorosa en tu alma, te acompañará hasta la muerte. ¡Y espero Dios perdone luego de esta!
—Te mantienes firme en tus principios aunque te rodeen injustos —añade David—, y no serán sus palabras tan dolorosas como volverte injusto. Lo peor es ser una vergüenza a lo que se ama, aunque Dios da segundas oportunidades.
—¿Y no te gustaría que te consideren el mejor predicador? —Le dirige esta pregunta Mateos a David
—Y... No voy a mentirte... —responde David.
—Creo que todos los hombres y mujeres —dice Mateos—. Todos los humanos sin excepción, aunque sea un poco de gloria buscan en sus corazones. Y para mí todo buen acto es digno de mención.
Y de esta forma se comenzó a tomar en cuenta -algunos por primera vez-, de lo que significa honor. Palabra que se iba sumando a las conversaciones y encendía fuego en los corazones. ¿Por qué será que una palabra tan bella se use tan poco? Algunos se preguntaron.
Luego, se comprendió lo extenso del tema, y aunque no se lo puso a analizar cada punto, se debatió un poco lo que algún día sería incluso el código de honor. Lo primero que se decidió y se repitió varias veces fue:
“No atacar si no nos atacan, aunque aquello que veamos sea muy extraño y tengamos temor. Si nos atacan, intentar primeramente no dañar. Siempre, siempre ser buenos y justos.”
Las horas pasan y el cansancio se hizo cada vez más intenso, motivando a buen sueño. Cada cual fue a reponer fuerzas, para poder al día siguiente estar atentos.
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