También ha ocurrido que la verdad proclamada perdura luego, pero la persona que la proclama sufre. En estos casos, muchos religiosos dirán: todos seremos juzgados y cada quién recibirá conforme como haya hecho, es decir la mayor parte de la humanidad opina esto. Por otra parte el que ama la verdad, no ama la mentira: va a manifestar la verdad.
 
¿Y si se equivoca? Bueno, personalmente prefiero en la mayoría de los casos, dar lugar a dudas. Aparte esto da margen de corregirse, y aquel que ama la verdad tiende a hacerlo, generalmente varias veces en la vida (cambiar de opinión).
 
Hay un dicho popular que dice "la mentira tiene patas cortas"; que es una resultante de lo mencionado, y también creo que ocurre. Luego, si debemos elegir entre la verdad o la mentira, en general siempre opino conviene elegir la verdad, aunque duela; de no ser así se suma a la mentira el error de proclamar una falsedad, es decir un error, una afirmación que no es verdadera.
 
Propongo como tema de filosofar, la durabilidad de la verdad, y no elegir engañar ni engañarnos, por amor a la verdad. Autor de esta reflexion Javier R. Cinacchi en exclusiva para www.estudiargratis.com.ar