LA FUERZA
DE
UNA
CONVERSACIÓN
Obra para Teatro
ligero
De Samuel Akinín
Albert:
Es increíble, la gente, ya ni sabe a donde quiere
llegar. Toda una vida pendiente de una mujer, de los hijos, la
familia. Una vida entregada a un sin vivir, en la búsqueda de
una seguridad, que nos permita realizar sueños, en este mundo
cada día más material, en el mismo en el que dinero es la llave
a muchas de esas puertas cerradas. Y que me encuentro que he
ganado, nada, el olvido, la soledad. Injusticia. Y qué debe un
hombre hacer, para ser reconocido aunque sea en una mínima
expresión por todas sus angustias y por todos sus sacrificios.
Ingratas, mujeres que se aprovechan de su maternidad con la
única intención de robarnos lo nuestro, la paternidad, y por qué
no decirlo, hasta nuestro sudor, ahora ella quiere no solo
quedarse con mi dinero, sino que también piensa hacer lo mismo
con mis hijos, pero eso si que no, no se lo voy a permitir,
primero muerto. ¿Y qué es lo que ella quiere? ¡Buscarse a un
enamorado con mi dinero! ¡Debe estar loca!
¡Taxi! ¡Taxi!
A la 72 con Madison, por favor.
Chofer:
¿Alguna ruta en particular?
Albert:
No entiendo lo que me dice
Chofer.
Le pregunto que si…
Albert:
Ahh, me da lo mismo, no tengo apuro alguno
Chofer:
Qué opina usted del juego de hoy
Albert:
¿De cuál juego?
Chofer:
Hombre, el de fútbol
Albert
Quiénes jugaron?
Chofer:
Creo que Ud. debe ser la única persona en este mundo que no vio
el partido
Albert:
¿Y quién ganó?
Chofer:
Quién más, acaso los nuestros no son los mejores
Albert:
De eso no me cabe la menor duda.
Chofer:
Nosotros cuándo tenemos que dar, y demostrar... lo hacemos muy
bien
Albert:
Bueno, así lo hacemos, siempre, a la manera americana
Chofer:
...Yo soy americano, pero mi familia es italiana
Albert:
Entonces habla Ud. italiano
Chofer:
No, que va, eso se perdió con mis abuelos, ni mis padres lo
hacían bien. Estamos aquí, por tres generaciones
Albert:
Eso, si que es mucho tiempo.
Chofer:
En América, el tiempo pasa volando, todo va muy aprisa
Albert:
¿Cómo es eso?
Chofer:
Ayer disfruté al sentirme millonario, y hoy, ya ve, pobre de
nuevo
Albert:
Qué, acaso perdió su fortuna en apuestas
Chofer:
Mi fortuna, usted se está riendo de mí
Albert
No yo me refiero, a lo que Ud. me decía
Chofer:
Lo que yo le dije, es que ayer con el triunfo de mi equipo me
sentí el dueño del mundo, y hoy, ya me ve, de vuelta al taxi
Albert:
Bueno no todos pueden ser millonarios
Chofer:
Ése no es mi sueño
Albert:
Pero en qué quedamos
Chofer:
Mire..., es que usted. Bueno pero si ni siquiera sabe quién
ganó. Qué va usted a saber de estas cosas.
Albert:
Oiga amigo, lo que ocurre es que he estado de viaje
apenas estoy llegando, y además con los problemas que tengo a
quién le puede importar lo que pasó en el juego
Chofer:
Ahora entiendo, bueno, cuénteme, cuál es su problema
Albert:
No, lo que sucede, es que me acabo de divorciar y además de mi
dinero, mi esposa, quiere la custodia de mis hijos.
Chofer:
Favor que le hace
Albert:
De ninguna manera, ésa mujer está loca, nunca lo se permitiré
Chofer:
Y dígame, cómo se llama su esposa
Albert:
Se llamaba
Chofer:
¿Acaso murió?
Albert:
No, es que ya no es mi esposa
Chofer:
Ah, eso es otra cosa.
Albert:
No entiendo lo que me está pasando
Chofer:
Se le hace difícil entender lo que le está pasando.
Albert:
Lo que no me puedo imaginar, es cómo comenzó esta conversación
Chofer:
Mire, a ellos los llaman sicólogos y les pagan, pero nosotros
somos los que ayudamos a nuestros clientes, y todo
esto, lo hacemos sin cargos extras. El mundo lo sabe, los
barberos y los chóferes de taxis, estamos entrenados y estamos
preparados para escuchar y escuchar.
Albert:
Esta cola no es normal, que será lo que está pasando
Chofer:
Noo, lo que ocurre, es que están reparando esta calle desde
hace una semana y el tráfico fluye muy despacio
Albert
Y entonces, por qué tomó esta ruta y no otra
Chofer:
Ud., me lo sugirió
Albert:
Lo único que dije, era que me daba lo mismo
Chofer:
Cuándo me dijo que no tenia apuro alguno, me di cuenta
inmediatamente, que estaba en busca de un amigo que le aliviara
un poco la soledad que sentía
Albert:
Yo no estoy solo
Chofer:
¿Acaso no quiere a sus hijos?
Albert:
Y quién le ha dicho que no quiero a mis hijos
Chofer:
Entonces, ve, que tengo razón, Ud. en estos momentos está solo,
muy solo, y pensé que un poco de compañía le vendría bien.
Además Ud., no es el único con problemas.
Albert:
Por qué, Ud. No pareciera que los tiene
Chofer:
El hecho de ser taxista no lo exime a uno de problemas
Albert:
A ver, y cuál es el suyo.
Chofer:
Mi mujer me engaña
Albert:
¿Desde hace mucho?
Chofer:
Creo que desde que se enteró que yo le estaba siendo infiel
Albert:
¡Ah, pero Ud. empezó!
Chofer:
Una mujer no puede serle infiel a un italiano
Albert:
¿A un italiano o un americano?
Chofer:
Cuando se habla del honor, se habla de la familia de la raíz, y
mis raíces, mis raíces, son italianas
Albert:
Ah, ahora si que lo comprendo
Chofer:
Ud., usted no puede comprender nada
Albert:
¿Y eso cómo lo sabe?
Chofer:
Hay preguntas que no requieren respuestas y ésta es una de ellas
Albert:
Ahora si que le entiendo
Chofer:
Pero cómo, yo, no la iba a engañar
Albert:
Creo que se equivocó de nuevo, acaso no era ella la que lo
engañaba
Chofer:
Vio que no me equivoqué, Ud. no está pendiente
Albert:
No estoy pendiente o Ud. No está claro
Chofer:
Claro, acaso no se me ven los cuernos. Voy a tener que cambiar
todo el techo del taxi, está completamente perforado
Albert:
Yo lo veo como nuevo
Chofer:
Hombre le estoy hablando en metáfora
Albert:
¿En metáfora o en adivinanzas?
Chofer:
Pero es que si Ud. la hubiera visto, le juro que hubiera
hecho lo mismo. Esa mujer, Fiorella es una mujer hermosa, Dios
fue demasiado benévolo con ella.
Albert:
¿Fiorella, es su esposa?
Chofer:
Ella es la esposa de mi mejor amigo
Albert:
Y con ella, fue que le fue infiel a la suya
Chofer:
Uusted no, no se entera de nada
Albert:
Debe ser el viaje, creo que hoy estoy medio aturdido
Chofer:
De medio, nada que hablar, eso pensaba yo de mi amigo, y el muy
desgraciado se acostó con mi mujer
Albert:
Su mejor amigo se acostó con su mujer
Chofer:
Eso, es lo que lo que mas rabia me da, y lo peor, es que él ni
sabia que yo le estaba haciendo lo mismo con la suya.
Albert:
¿Por eso es que le da rabia?
Chofer:
Cómo no me iba a dar, acaso a usted no le afectaría el saber,
que lo están engañando
Albert:
Pero usted le estaba haciendo lo mismo
Chofer:
Eso no cuenta, ya que él no lo sabía, el muy desgraciado lo hizo
únicamente por fastidiarme y no por venganza.
Albert:
Y usted cree, que hay alguna diferencia entre lo uno y lo otro
Chofer:
Toda.
Albert:
Bueno si usted lo dice, pero a lo mejor si usted no hubiese
comenzado, quizás nada de esto hubiese pasado
Chofer:
Cuando Dios le dio un cuerpo a la mujer, a las demás las vistió
muy similar, pero a Fiorella, le dio no unos pechos, le dio los
mejores del mundo, y las piernas, no hay otra como esas. Bueno,
las de mi mujer no están tan mal que se digan, pero si le llega
a ver el trasero, ése si que es una obra de arte. Ninguno
como el... aunque el de Anabella: no se queda atrás.
Albert:
Por lo que veo, como que las dos mujeres son muy
parecidas.
Chofer:
Jamás lo había pensado, pero ahora que usted lo dice, como que
sí, ahora entiendo
Albert:
Qué es lo que ahora entiende
Chofer:
No, eso no se lo puedo explicar, además la vida de cada uno, es
algo muy personal, no se debe ni se puede estar contándole a la
gente, cosas que sean íntimas. Porque encima de ser una
falta de educación, es romper con los principios que
nos enseñaron nuestros padres.
Albert:
Bueno, me disculpa, pero el primero que tocó temas
íntimos, fue usted.
Chofer:
No era para menos, cuando lo vi con esa cara, así, lleno de
angustia, y casi dispuesto a quitarse la vida, tenía que hacer
algo, no creerá que por ser un taxista, no tengo derecho a tener
un poco de sentimientos hacia los demás.
Albert:
Yo, yo, lo que me refería, bueno, no sabría como explicarme
Mientras tanto, en otro lugar del mundo:
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